lunes, 18 de diciembre de 2006

EVOLUCIÓN

"Las ballenas han cruzado nadando los océanos, sondeando sus profundidades y procreando durante mucho más tiempo del que lleva el ser humano viviendo sobre la tierra". Los orígenes más antiguos de estos animales no han salido a la luz hasta fechas recientes.

Un día de Diciembre de 1.979, un equipo internacional de científicos se hallaban buscando fósiles de mamíferos terrestres en rocas de 50.000.000 de años de edad, correspondientes al Eoceno, depositadas en los primeros tiempos de la evolución de los mamíferos modernos. Se encontró un hueso fosilizado en un canto rodado, que resultó ser un cráneo de un mamífero del tamaño de un perro.. Se conjeturó que podría tratarse del cráneo del grupo más antiguo conocido de cetáceos, los primitivos arqueocetos. Este hallazgo, denominado Pakicetus inachus, se considera el cetáceo más antiguo conocido por la ciencia.

Por distintas evidencias, se pensó que probablemente Pakicetus y su rama vivieron quizá primero en los cursos inferiores de los ríos costeros que desembocaban en el somero y cálido mar de Tetis. En el Eoceno, este mar era un cinturón oceánico que ceñía casi todo el globo y con el tiempo pasó a conformar el mundo de los arqueocetos.

En tiempos de Tetis, los arqueocetos aumentaron de tamaño en relación a sus ancestros terrestres; la mayoría de la rama fue adquiriendo aproximadamente el tamaño y forma de los delfines modernos. Estos arqueocetos tenían la cabeza larga y estrecha, casi como un cocodrilo, y las mandíbulas como pinzas, dotadas de dientes piramidales, a menudo aserrados.

Entonces, en un destello de tiempo geológico, una única rama de estos cetáceos antiguos, el de los dorudontinos, escapó de Tethis y se extendió por todos los oceános del mundo.

Parece ser que lo que desencadenó la dispersión de los ballenas en todos los oceános del mundo, fue la deriva de Australia separándose de la Antártida, un cambio en la circulación oceánica, y el inicio de la glaciación en el montañoso continente de la Antártida.

Con todo esto la superficie del agua de la Antártida se heló, lo cual hizo que el agua de la capa inferior fuese fría y su salinidad elevada. Alrededor de la Antártida, esta agua fría y salada se hundió en las profundidades del océano y empezó a trasladarse hacia el norte a lo largo de los fondos oceánicos.

Allí donde esta agua Antártica llega a la superficie, prosperan muchas plantas marinas microscópicas que la enturbian. Entonces, las diminutas larvas de peces, gusanos poliquetos pelágicos, las medusas, y los centenares de otras clases de minúscula vida animal se encuentran en un mar de alimento. El mar florece, los peces se multiplican y las aves se arremolinan, chillan y se zambullen.

Dicha agua aflora hoy en día a lo largo de los márgenes occidentales de los continentes, donde los vientos ejercen presión sobre la superficie del mar, empujándola a lo largo de la costa. Al mismo tiempo, el agua profunda y rica en nutrientes es arrastrada a la superficie por las turbulentas corrientes superficiales, originando áreas de riqueza a través y alrededor de los oceános enteros. "Donde quiera que esto suceda, el mar bulle de vida".

El enriquecimiento inicial de los oceános marca el comienzo de una gran época de experimentación evolutiva entre los cetáceos en el período oligoceno. Los paleontólogos, se quejaban de que en este período casi cada cetáceo fósil que encontraban era distinto. Pero poco a poco fue tomando cuerpo una historia. Era la historia de una nueva rama de cetáceos, los Odontocetos, o cetáceos con dientes.

Muy temprano, en los tiempos oligocenos, otra profunda bifurcación comenzó a desarrollarse en una nueva rama de cetáceos. Esta novísima rama evolucionó hasta las actuales gigantescas "ballenas" con barbas, los Misticetos, enormes mamíferos sin dientes que se alimentan filtrando del agua del mar, además de vastas cantidades de vida marina plactónica, cardúmenes de pequeños crustáceos y peces gregarios.

Hace aproximadamente unos 15 millones de años, la evolución de los delfines y actuales ballenas, estaba ya completamente en marcha; y hacia la era glacial, o período pleistoceno, iniciado hace dos millones de años, los oceános estaban poblados por una fauna de odontocetos esencialmente modernos. La línea de los misticetos continuó desplegándose durante el mismo tiempo hasta el presente. Comenzaron a sufrir profundos cambios anatómicos hasta adquirir la forma corporal moderna.
HÁBITAT DE LOS MAMÍFEROS MARINOS


EL MAR, lugar en donde aparecieron los seres vivos, ha sido también refugio de animales que, tras poblar la tierra firme y desarrollar pelo, pulmones, extremidades marchadoras y aparato reproductor con placenta, volvieron a su medio primitivo, para lo cual modificaron sus extremidades para hacerlas semejantes a aletas, adecuaron su pelo a la vida en el agua y adaptaron al nuevo ambiente todos sus procesos fisiológicos.

El principal problema en la adaptación de los mamíferos para vivir en el agua es la respiración, que ellos resuelven tomando, de una u otra forma, aire atmosférico de la superficie; también el mantenimiento de la temperatura corporal es una de las mayores dificultades para que estos animales homeotermos o de temperatura constante vivan en el agua, resolviéndolo al recubrirse de gruesas capas aislantes. Estas generalmente son de grasa, excepto en la nutria de mar, cuyo material aislante es el pelo.


Los mamíferos, cuyo éxito evolutivo se inició hace 60 millones de años, no sólo han llegado a lograr su adaptación total en la tierra; también se encuentran algunos adaptados al mar, entre ellos al mayor vertebrado que haya poblado el planeta, la "ballena azul".


Dentro de los grupos de mamíferos marinos, algunos representantes viven también en los estuarios y penetran en los grandes ríos; estos grupos son: los mustélidos, como la nutria de mar; todos los pinnípedos, como leones de mar, morsas y focas; los sirenios, como manatíes y dugongos; los cetáceos, como delfines, marsopas, orcas, ballenas y cachalotes. Sin embargo, no todos están igualmente adaptados a la vida en el agua y su dependencia de la tierra varía desde la nutria de mar, que pasa su vida muy cerca de la orilla, hasta los sirenios y cetáceos, que nunca abandonan el agua.